martes, 20 de marzo de 2012

Notas de amor

Me despierto otra vez de esa pesadilla. Siempre ocurre lo mismo desde hace 3 noches. Me despierto entre lágrimas y gritos de un sueño que no puedo llegar a recordar. Menos mal que mi compañera de habitación no está desde hace un mes y no volverá hasta dentro de otro mes más.

Queda un minuto para que suene mi despertador. Odio que ocurra eso. Me levanto de mi cama malhumorada, me pego una ducha rápida, me visto, cojo mi bolso y mi carpeta y me dispongo a salir de mi habitación de la residencia para ir de nuevo a las clases que me aportarán ese futuro que mis padres tanto quieren.

Un momento, ¿qué es eso que hay debajo de la puerta? Una pequeña nota. Es de él. La abro con un cuidado digno de los ángeles. Dentro pone “te quiero”. De pronto ese día se vuelve tan colorido como un arcoíris, tan blando como una esponja y tan perfecto como el propio mar.

Salgo de mi habitación desordenada con una sonrisa de oreja a oreja y cara de enamorada.

domingo, 4 de marzo de 2012

Ania

Otro día más salgo de mi casa con el relente de la mañana dándome en el cuello. Ania me espera en el parque, como siempre, para irnos juntas a la parada del autobús del instituto. Hoy tiene la cabeza gacha, la voz ronca de haber llorado. Deduzco que tuvo una pelea con sus padres. Al preguntarle por el suceso me responde:
  • Soy la decepción de mi familia. Todos son médicos, enfermeros o matemáticos y tienen carreras y títulos universitarios. Y yo ni siquiera soy capaz de sacar 2º de bachiller.
  • Sé que puedes. A todos nos está costando trabajo. Lo único que pasa es que somos vagos, pero, ¿quién no lo es a esta edad? ¡No te rayes! – La intenté consolar.

Cuando llevamos un largo rato en el autobús, Ania me dijo convencida que se quería ir de su casa. Que estaba harta. Cogería todos sus ahorros, se iría y nadie sabría donde estaría.