Es el temor de toda persona viva. Una discusión lo cambia todo, aunque no quieras o hayas "arreglado las cosas". La mente recuerda y no olvida. No olvida que esa persona te hizo daños, ¿quién dice que no lo volverá ha hacer?
Empieza esa maldita y negra desconfianza hacia las personas que te hicieron daño. Piensas, malhumorado, que no te volverán a tomar el pelo. Pero añoras los buenos momentos. Esos momentos que no volverán a ocurrir de la misma manera, con la misma ignorancia o confianza. Ocurren otros momentos pero nunca será como antes.
Las mayores guerras comienzan por una discusión¿Podemos cambiar y volver a estar genial, estupenda y maravillosamente, como al principio?
Intentalo. Toda persona merece una segunda oportunidad. ¿Quién te dice a ti que no serás tú el que necesita dicha oportunidad?
Nos gusta sufrir. Por ello, existen las oportunidades.
La confianza es como un espejo: si se rompe puedes juntar los trozos, pero se seguirán viendo las marcas.
ResponderEliminarMuy chachi la entrada, ya era hora de que actualizaras!!! =)
Tan sabio como lo de Aitor Tilla, a sus pies
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